Escritor

Lo necesitábamos. Después de una guerra en la que han estado y están bajo tierra; después de unas autonómicas, con traición incluida y esa mano que no se sabe hasta dónde llega del tal Romero de Tejada, que es una especie de barrendero de las arcas del PP que llega hasta la mismísima Extremadura (¡qué tío!) y ni Dios sabe dónde termina; después de unas preautonómicas, donde una grande de España ha demostrado llevar navaja en la liga, después de todo eso y más, por fin hemos podido levantar cabeza (le decía el Rey a la Reina) y darnos unos garbeos y poder lucir los kilos que nos sobra Majestad y hasta ir a un concierto con los mismos esperando que llevaron a María Antonieta al cadalso, y sirven para todo.

Bueno, ¡uf!, pues hemos podido levantar la cabeza y hasta perder de vista a Aznar y a Rajoy por unas horas, donde TVE se ha salido de la hoja de ruta. Yo no entro en los amores y desamores que hay alrededor de esta historia. Pero, coño, qué descanso. Relativo, porque lo de Irak tiene mala pinta como ya hemos presagiado más de uno y de dos, y pese a ese 7% de crecimiento en los Estados Unidos, que huele pésimamente, pese a los beneficios extraordinarios que no sabemos quién estará recibiendo, según Jeb, el hermano de George Bush, que qué pandilla... Menos mal que el barco de apestados ha seguido su camino, en una muestra de este apestoso mundo, que terminará con una gran peste de la que siempre emergerá la mano crispada de Romero de Tejada.

De todo esto, lo que más cabrea es que Francia sale siempre bien librada de todo. Ni dinero, ni tropas, y encima le perdonan el déficit, mientras aquí no sacamos pecho con nuestra vida miserable hecha de trampas y de hipotecas, con las constructoras chapoteando por los ayuntamientos de este país en operaciones en donde encima llaman torticero al decente, y todo si Dios quiere, que Dios dónde estará, acaso siguiendo como un delfín a un barco, que es nuestro reflejo mal que nos pese, y por mucho que nos guste Letizia, con zeta.