APedro J. Ramírez, según contaba ayer en El Mundo, le dio un pálpito cuando descubrió, "en un rincón del Washington Post, que los jefes de operaciones especiales del Pentágono habían programado para el último jueves de agosto la proyección de La batalla de Argel", la película de Pontecorvo que relata la estéril y criminal guerra sucia con la que Francia trató de evitar la independencia de Argelia. Fue todo un "rapto de lucidez", el del Pentágono, para entender el fracaso en la ocupación de Irak. "Enseguida me di cuenta --añadía-- de que muy mal tenían que estar yendo las cosas en Irak para que en el nido de halcones se buscaran explicaciones a través de esa intensa y hermosa joya del cine de arte y ensayo de los años 60..."

La epístola de Ramírez iba destinada a Aznar y a Rajoy: "Alegar, como viene haciendo Aznar, que Irak es ahora el frente donde se libra la batalla decisiva de nuestra guerra mundial contra el terrorismo es incurrir en la misma ensoñación que llevó a pensar que el comunismo dominaría la Tierra si no se le paraban los pies en Vietnam... Me parece tan evidente que ninguna vela se nos ha perdido en este entierro que creo que una de las prioridades del Gobierno y su partido --el mayor reto que, le guste o no, tiene el sucesor sobre la mesa-- es definir una estrategia de salida para retirar a nuestras tropas tan pronto como el 31 de diciembre concluya nuestro compromiso semestral con Washington". "Tomen nota --concluía-- de esta advertencia del presidente Truman: ´Nada hay nuevo en el mundo, excepto la historia que se desconoce".