WLwa sospecha muy fundamentada de que mandos del Ejército de Estados Unidos mintieron al informar de la matanza de 24 civiles en Haditha, al norte de Bagdad; el propósito del primer ministro iraquí, Nuri al Maliki , de revelar otros casos parecidos; el estado de excepción en Basora y la muerte ayer de dos mujeres, una de ellas embarazada, en un control en Samarra configuran un panorama escandaloso de desgobierno y violación de los derechos humanos. Por eso no extraña que cada día sean más quienes, dentro y fuera de Estados Unidos, creen que el suceso de Haditha no es un excepción, sino más bien el chivo expiatorio escogido por la Administración de Bush para dejar otros muchos casos en la penumbra.

Dicho en corto: la posguerra se le ha ido de las manos a Estados Unidos. La sensación de derrota y de estar atrapadas en una ratonera ha invadido a las tropas ocupantes más de tres años después de la caída de Sadam , y su reacción inmediata, como sucedió en Vietnam y en Afganistán, ha sido considerar enemigos a cuantos no visten su uniforme. Resulta trágico que, para corregir la situación, el Pentágono se disponga a dar cursos de "valores éticos" a los soldados en vez de elaborar un plan para estabilizar la zona.