TAt estas alturas de la Liga, puede que los únicos que mantengan un cierto entusiasmo por Europa sean los turcos, precisamente a quienes más pegas les ponen los europeos para entrar en un club que comenzó siendo selecto, y, en este momento, parece una residencia de la tercera edad. Y no por el alto porcentaje de personas jubiladas, sino por la clamorosa ausencia de ideas y objetivos, con el correspondiente exilio del entusiasmo. La última vez que brilló Europa, y se sintió unida y solidaria, fue con el establecimiento del euro, que despojó a los bancos nacionales de maniobras cambiarias, y nos evitó a los ciudadanos ese atraco de comisiones por cambio de moneda cuando viajábamos por el continente. A partir de ahí, comenzó el doloroso descubrimiento de que el gigante alemán tenía los pies de barro, y de que la grandeza de Francia se empequeñecía al percatarse de que el llamado Estado del bienestar tiene unas letras pendientes de pago que lo van a hacer inviable. Desde entonces, los socios --léase naciones-- se limitan a intentar salvar los muebles y no meter mucho la mano en el bolsillo del ciudadano para evitar derrotas electorales. Poco más. No hay nobles objetivos, ni miras insignes, ni siquiera poetas. Por la mañana, Europa dice que hay que fomentar el libre mercado y, por la tarde, sus altos comisarios hacen lo que pueden para proteger --es un decir-- a sus agricultores que, a pesar de ellos, como los remolacheros españoles, van camino de la ruina.

Por la tarde, nos europeizamos con aparente ardor y, al día siguiente, cada uno tira por donde puede. Alemania, por ejemplo, tira hacia Estados Unidos, porque por muy tonto que sea el habitante de la Casa Blanca siempre le ha ido bien, e intenta separarse de Francia, que se acuerda de Indochina y quiere tirar hacia Oriente, pero ya acamparon por allá las barras y las estrellas hace tiempo. Nosotros parece que tiramos hacia la idea franciscana de la alianza de las civilizaciones, tan plausible como estéril nos demuestra la historia.

Otro billete hacia el desencanto.

*Periodista