El último sondeo del CIS (deja las perspectivas del poder autonómico como están ahora pero es un balón de oxígeno para el PP) dio ayer juego en el dial. Casa Gabilondo (SER) lo abordó desde la descriptiva reacción de Carlos Llamas (Hora 25) de la noche anterior --"Ya tenemos un nuevo restaurante tres estrellas de la Guía Michelín por la capacidad de cocinar los datos del CIS"-- y pese a que Javier Pradera consideró que cabía "sospecharlo" pero que no era "demostrable".

En Casa Antonio Jiménez (RNE) se parafraseó el artículo de Luis María Anson en La Razón: "El diario El País preparó un sondeo que daba empate técnico entre PP y PSOE, y ahora el CIS ha puesto las cosas en su sitio" y Carlos Dávila abrió el fuego: "Ganar 10 de las 14 autonomías es bueno para el PP; y tengo la impresión de que en el próximo barómetro del CIS, referido a las generales, la diferencia (la ventaja del PP) va a aumentar". Herman Terstch le preguntó: "¿Por qué esa profecía?". "Es una impresión", dijo Dávila. "¿Dato científico o voluntarismo?", insistió Jiménez. Dávila se lió, claro, con una confusa declaración sobre deseos y realidades en la que se le entendió todo antes de que siguieran valorando el sondeo sin dar cuenta de que, en La Razón misma, Miguel Angel Rodríguez, exfontanero mayor de Aznar, le echaba sordina al tema: "El CIS contenta a todos" ante la batalla electoral del próximo año: "Las municipales serán un adelanto de la confrontación general. Y todo gracias al picantillo que ha metido el CIS. La encuesta será verdad o mentira, pero ha puesto el ambiente muy divertido". ¿Lo ve claro?