La organización cacereña de Izquierda Unida se ha roto. No es un asunto baladí, porque la crisis afecta a la formación política que tiene un concejal que resulta decisivo para la estabilidad del Gobierno local, y porque ha sido la forma de actuar de ese concejal la razón de la crisis.

Desde esta páginas no han faltado ocasiones para señalar que la forma que tiene Santiago Pavón de ejercer la responsabilidad que le han encomendado los ciudadanos --con frecuentes salidas de tono, decisiones poco meditadas cuando no sorprendentes, iniciativas alejadas de los problemas de los vecinos--- no era la mejor para ejercer un papel que requiere, a partes iguales, de firmeza y de finura.

Sin embargo, por lo que se está viendo, Pavón no tiene en la IU de Cáceres la exclusiva de las salidas de pata de banco. Que la discusión ´ideológica´ sobre la idoneidad del concejal y sobre las razones de la escisión esté trufada de acusaciones sobre si entrega al partido lo que cobra como concejal, o solo entrega parte o nada, indica el nivel de sintonía con los problemas de la gente que existe entre los dirigentes de la organización.