C Cuando se cumple un año del inicio de la desmovilización de los guerrilleros de las FARC colombianas, esta fuerza militar convertida ahora en fuerza política se dispone a participar por primera vez, el próximo marzo, en unas elecciones legislativas.

Este camino ha estado sembrado de obstáculos y lo sigue estando. Cuando en noviembre del 2016 se firmó el acuerdo de paz, labrado en La Habana entre el Gobierno colombiano y dicha organización, que ponía fin a 52 años de guerrilla, nadie dijo que iba a ser fácil, pero la realidad está resultando mucho más difícil de lo previsto, empezando por el rechazo a dicho acuerdo manifestado por los colombianos en un referéndum, lo que obligó a modificar el pacto.

Las condiciones materiales puestas por el Gobierno para facilitar el tránsito de la vida guerrillera a la civil no han sido las adecuadas. El rechazo social a estos hombres es grande, mientras las fuerzas paramilitares que los combatían, convertidas hoy en una gran fuerza criminal dedicada en buena parte al narcotráfico, los siguen persiguiendo -40 hombres de las FARC han sido asesinados desde la firma de la paz- y amenazando regularmente.