En la ciudad de Badajoz, la vida social, política y económica transcurre sin muchos cambios, sin chance para elegir, por parte de los que ordinariamente pagan impuestos y devengos. Y por el camino las mismas dicotomías. Las luces de las farolas que iluminan uno de los puentes que comunica Extremadura con Portugal permanecen apagadas hasta que Junta y ayuntamiento resuelve a tiros la papeleta. "Esa carretera no es competencia nuestra, los carriles bicis los pinta la Administración central", por eso de su carácter centrípeto y así hasta dictaminar si el crotorar de las cigüeñas es cosa de ediles o consejeros. Una connivencia, que bien llevada, incluso puede estimular la excelencia competitiva.

Pero desgraciadamente, la femme fatale de esta historia tiene como solución la ecuación germana; ripios del muro más picos elevados de desempleo igual a la medida Kurzabeit. El plan estratégico del Gobierno alemán que consiste en mantener el puesto de trabajo a costa de rebajar los sueldos, horas y cobrar algo del paro. La cosa de momento, funciona. Un millón y medio de trabajadores se acogen a esta fórmula. Y nosotros, copiones que somos de las soluciones estrellas del extranjero , las seguimos sin detenernos a leer la letra pequeña.

Fieles a este mecanismo, esa letra sentencia que debemos celebrar la memoria de la caída del muro de Berlín, mandando al garete el cubo de la Alcazaba. El edificio que tiene como sede la Facultad de Biblioteconomía, con sus respectivos trabajadores y estudiantes de Comunicación Audiovisual. ¿Razones? Porque molesta, impacta y da dolor. ¿A quién? Todavía no lo sabemos. Una cosa sí está clara en este embrollo, el alcalde de la ciudad, Miguel Celdrán propone ir de la mano para cumplir la sentencia. Pero esta vez, rara avis, de la mano de la Junta de Extremadura.

Riccardo Ehrman el corresponsal italiano que derribó el primer trozo de piedra que separaba a los teutones del ostracismo gracias a una pregunta sirve como parangón para este caso. Esa misma pregunta capciosa realizada a los damnificados del caso en nuestra comunidad ha tenido una lánguida respuesta. El rector de la Universidad de Extremadura, Francisco Duque , pide tiempo y fondos para poder trasladar la facultad al campus. La vida social, política y económica de Badajoz y muchos otros municipios de la región seguirán transcurriendo sin muchos cambios, intentando solapar los destinos de los ciudadanos con algún acoso y derribo cúbico que otro. Algo así como jugar a un cubo de Rubik de un solo color.