La Ley de la Memoria Histórica era una necesidad y lo que trata es de restablecer la justicia en el terreno legal, el reconocimiento jurídico del carácter dictatorial e ilegítimo del régimen franquista. Porque en la conciencia de los españoles hace ya muchos años que las cosas están bastante claras. Cuarenta años de atropello a la memoria histórica de los vencidos en la guerra civil y cuarenta años no ya de reconocimiento de los vencedores, sino de toda clase de privilegios, ventajas y provechos de toda índole para ellos. Parece mentira que los contrarios a esta ley utilicen argumentos relacionados con lo malo que es remover el pasado o resucitar viejas querellas, cuando de lo único que se trata es de corregir el infinito desequilibrio de tantos y tantos años en el reconocimiento de unos y de otros. No se puede a estas alturas preconizar el olvido, setenta años después del comienzo del larguísimo e inhumano olvido de las víctimas del franquismo. Esta ley era una deuda de la democracia y es inadmisible que el PP haya tenido un comportamiento tan injusto y tan mezquino.

Todo lo demás pertenece ya al debate político, que nunca debió entrar en este terreno. Aunque sea innegable que los contenidos del texto producen miradas divergentes que sólo las cesiones de unos y otros han conseguido hacerlas entrar en el consenso. Tampoco es explicable la actitud de ERC, pues de sobra saben ellos que esas posiciones maximalistas nunca conseguirían cuajar un acuerdo en el campo del pensamiento progresista. Condenar por primera vez en una ley al régimen franquista era un objetivo lo bastante importante como para ceder en otros aspectos, teniendo a demás en cuenta que los demás partidos también han cedido en no pocas de sus posiciones iniciales. A partir de aquí, lo más importante es llegar a una redacción definitiva que garantice el cumplimiento de los objetivos básicos de la ley. Al final será uno de los cambios sustanciales de esta legislatura, un cambio que servirá para medir la real voluntad política de salir para siempre de la sombra de la dictadura.