TDtice Ibarra que a lo mejor no. Y comienza el desasosiego, la especulación. Que si Vara, que le consuela en Monfragüe en las horas difíciles. Que si la Trujillo , por eso de Madrid. Que ojo con Sánchez Amor , que le pone las comas en los discursos. Pero no, lo que me preocupa, lo que de verdad me inquieta, no es quién vaya a ser, si es que no es él, el rival de Flo en las próximas elecciones. Lo que me mata de curiosidad es saber cómo sale al siguiente día de casa un hombre que se ha estado media vida no saliendo de casa si no entrando y saliendo de un coche oficial. Cómo pide un café en el bar de la esquina sin que nadie le pida un café.

Luego está el móvil, que puede parecer una chorrada pero no lo es, ¿o alguno de ustedes ha marcado el móvil del presidente y ha salido su voz? No.

Me preocupa. De verdad que me preocupa la indefensión a la que puede quedar expuesto un hombre en estas circunstancias. Por esto, y porque algún cariño le tengo a Juan Carlos (a partir de ahora le llamaré así) me atrevo a proponer un plan de reinserción en la comunidad. Consistiría (admitiendo variaciones) en un día a la semana salir de casa silbando algo de radio Olé; llegar al quiosco, pedir El PERIODICO, abrirlo por los ortices, comentarlo con los amigos; pedir un café; pagar un café; sacar los ochenta de una libra; pasar la ITV, si toca; ir al hiper, que aquí no se para de aprender. Primero la lista, que estos saben mucho y a la que te descuidas entre el Fairy y la Casareña te han colado un ofertón de cinco botellas de mosto al precio de tres y, claro, para empezar, el mosto te da repelús; ¡ah! y en el carro, primero la Mahou, después el detergente, la leche, el papel de cocina y por último los kiwis y los tomates. Tranquilo Juan Carlos, que esto un tío como tú, en dos días lo tiene controlado.

*Periodista