Mañana, 30 de enero, se celebra el día escolar de la Paz. Una es bastante escéptica con los días de todo, pero este lunes en el instituto piensa unirse con sus alumnos al homenaje, en expresión de un deseo y una necesidad.

La paz es una utopía que a lo largo de la historia ha perseguido el ser humano sensato con escasa fortuna desde aquel «si quieres la paz, prepara la guerra» que parecía propiciar lo que pretendía evitar. Porque, una vez la guerra preparada, la tentación de emprenderla resultó en demasiadas ocasiones difícil de vencer. Los grandes imperios, pese a lograr algunos fructíferas etapas de paz, por ejemplo, la romana, terminaron cayendo víctimas tanto de su descomposición como del odio que habían sembrado en sus enemigos; aquellos que a fuerza de altanería, prepotencia, abuso, crueldad, violencia y ansia de poder, habían sometido. No hay más que recordar la locura visionaria de los nazis y su afortunada y necesaria liquidación. El odio genera más, y la humillación provoca ansia de revancha y estalla en catástrofe más pronto a más tarde. Y ese jinete del Apocalipsis recorre el mundo hoy más que siempre, despedazando y quemando con la eficacia y alcance que proporcionan unas armas cada vez más sofisticadas, más crueles y con una capacidad destructiva sin límite.

Este siglo XXI que empezó con la matanza horrenda de las Torres Gemelas y en el que es evidente un conflicto internacional soterrado cuyas manifestaciones, siendo terribles, no alcanzan la virulencia del XX con sus guerras mundiales, anda hoy sobrado de líderes intolerantes, agresivos, altaneros, ambiciosos, egoístas y abusones. Y no es solo Trump con su violencia verbal y prepotencia. Al grito de «mi país lo primero» desprecian lo que ignoran y humillan sin necesidad, creyendo que la amenaza les facilitará la consecución de su bienestar que niegan al otro. Por eso homenajeemos la Paz. Eduquemos en ella. Y neguémonos a la exclusión que es la antesala del odio. Sin miedo. Con responsabilidad. Cada uno desde donde podamos. Porque sabemos historia y esta suele repetirse. *Profesora.