Maestra

Lady Di, ha resucitado de la mano de su infiel mayordomo Paul Burrel. Diana, traspasó el umbral de Buckinghan Palace y se transformó en gárgola, había retrocedido varios siglos, tenía que convivir con Morgana, Merlín, Arturo fantasmas y espectros unos vivos y otros muertos, hasta que su aún adolescente mente se rebeló en anorexia y bulimia, ahora su criado principal, aconsejado tal vez por el diablo Asmodeo (guardián de los secretos y de los placeres impuros) descubre más adulterios y frivolidades que fue atesorando a lo largo de los años mientras ella se refugiaba a la vez en cualquiera de sus escoltas, intrigas de palacio, secretos silenciados, todo un dossier de miserias compartidas. A Burrell de 44 años, se le ha declarado inocente del hurto de bienes entre los que se encuentran recuerdos personales, cartas, ropa, joyas (unos 300 objetos), trabajó para la familia real durante 21 años y después de una conversación con la reina Isabel II ha sido absuelto de los cargos, muchos años y demasiados secretos para contenerlos entre rejas, él siempre defendió que todos fueron regalos, ahora ya se sabe que los tiene a ver cómo los administra. Diana, en mitología era hija de Júpiter y obtuvo permiso de su padre para no casarse nunca (nunca debió hacerlo con quien lo hizo), Júpiter además la hizo reina de los bosques, ¿de Balmoral tal vez? El caso es que después de cinco años vuelve a estar más viva que nunca aunque sea a manos de los duendes o bufones que la rodearon y no merecieron el favor que les hizo compartiendo con ellos sus más profundos pensamientos o si, tal vez sea la mejor herencia que dejó a la humanidad, sacudir una vez más los pilares de la más rancia monarquía europea.