Corren malos tiempos para la Humanidad. Lejos de tender a la erradicación de la pobreza y las injusticias se camina hacia un futuro oscuro e incierto debido a que se está permitiendo que en pocas manos se concentren sumas ingentes de dinero. En estas circunstancias, los Estados pueden perder su capacidad de reacción y convertirse en simples marionetas. Las ideologías, los valores y las conquistas sociales están siendo superadas por los números, los rendimientos y los intereses de quienes manejan los mercados sin importarles las consecuencias y los daños humanos que conllevan. Estos individuos sin sentimientos, sin piedad, pueden llevar a la Humanidad a una dictadura especulativa global con capacidad de derrocar Estados a golpe de rumores, de crear conflictos sociales de consecuencias y dimensiones imprevisibles y todo ello con la facilidad que les permite la sociedad de la información que pone el planeta a sus pies con un simple clip.

Los gobiernos deben actuar con rapidez y tomar medidas contundentes de verdad, pero no apuntando hacia abajo. Deben apuntar hacia arriba, limitando y poniendo rejas a las concentraciones de capital. No se puede permitir que una sola persona, o lo que sería peor que organizaciones de carácter secreto manejen más presupuesto que algunos Estados. De no remediarse esto la Humanidad puede verse abocada a enfrentarse a una nueva forma de dictadura hasta ahora desconocida que seguirá alimentando la crisis como su mejor caldo de cultivo y que puede suponer que se llegue a situaciones extremadamente peligrosas hasta el punto de colocar al planeta al borde de un nuevo conflicto global.

Javier Puerto Rodríguez **

Acebo