Para una vocación literaria como la de Diego Doncel (Malpartida de Cáceres, 1964) tres libros en trece años no parecen muchos. Pero así debe ser la vida del escritor: lenta, paciente. Tiene otro libro acabado, aún sin editor. El poeta es ahora es es novelista, aunque matiza que en él siempre "han ido juntos el poeta y el narrador". El ángulo de los secretos femeninos, publicada en Mondadori, es un retrato del nihilismo actual (no hay valores, no hay motivos para creer en nada) sobre gentes que se encuentran sin asideros vitales y acaban naufragando.

Doncel conoció la fama del Adonais a finales de los año 90 con El único umbral , un libro al margen de corriente poética predominante, al que siguió Una sombra que pasa , publicado en 1996, donde profundizaba en el tono meditativo y de contemplación panteísta del mundo del anterior.

Doncel encarnó entonces, con otros autores, la renovación de la lírica en Extremadura y su nombre fue incluido en antologías españolas de poesía. Su etapa más reciente como crítico en El Cultural le ha permitido contagiarse ampliamente de la nueva literatura estadounidense, los rabiosamente modernos David Foster Wallace o Michael Chabon, de los que es deudora su primera novela. Ello parece haberle alejado de la poesía. "Hay momentos en que uno está más dispuesto que otros a escribirla", confiesa.