WEw l atentado de ETA del pasado sábado en Capbreton (Francia), que ha costado la vida a dos guardias civiles, provocó un inmediato cierre de filas. Por primera vez en la legislatura, PP, PSOE y los otros partidos, más los sindicatos y la patronal, firmaron un documento de condena y convocaron una manifestación unitaria.

Pero la larga ruptura del consenso --Mariano Rajoy ha llegado a acusar a José Luis Rodríguez Zapatero de traicionar a las víctimas-- no se recompone en un día. La prueba es que a la manifestación unitaria del pasado martes en Madrid fueron apenas 7.000 personas. Y no es que la ciudadanía no esté contra el terrorismo. El Partido Popular y la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) han convocado en los últimos tiempos siete manifestaciones contra el terrorismo a las que han acudido decenas de miles de personas. Y lo mismo pasó con la que las centrales sindicales, con el apoyo del PSOE, convocaron tras el atentado del aparcamiento de la terminal 4 del aeropuerto de Barajas. La realidad es que el PP moviliza cuando convoca contra el terrorismo y contra Zapatero. Y el PSOE amparó una gran manifestación contra el terrorismo que no cerraba la puerta a la negociación.

El Partido Popular y el PSOE tienen credibilidad para, por separado, sacar gente a la calle. Juntos, fracasan. ¿Por qué? Porque la gente no se cree --con razón-- que estén realmente unidos y porque el cisma sobre terrorismo --y seguramente sobre el modelo de Estado-- no se da solo entre PP y PSOE sino que parte en dos a la sociedad. El mundo del PP hace bandera de la derrota militar de ETA y es reacio a profundizar en el Estado autonómico. El PSOE --y no digamos el resto de fuerzas políticas-- cree que la presión militar y judicial sirve para acorralar a ETA, pero no se cierra a una negociación si la banda deja las armas. Y tampoco descarta que la España plural vaya hacia un federalismo abierto.

Esta división no es saludable ni conveniente. Por eso el presidente del Congreso de los Diputados, Manuel Marín, hizo bien en recordar, en su discurso del Día de la Constitución, que no se debe repetir "otra legislatura tan dura y tan ruda".

Pero el consenso deberá esperar a las elecciones. Luego todo dependerá de la actitud que adopte el partido que las gane y, quizás todavía más, el que las pierda. Ahora hay solo, algún día, una fina capa de unidad. El PP no quiere aparecer como el culpable de la desunión sino como el que exige la derrota de ETA. Y el PSOE no ve ninguna ventaja en que el PP le acuse todos los días de debilidad... y de cosas peores. Por eso, cuando no hay más remedio, firman un papel. Mejor algo que nada.