José Luis Rodríguez Zapatero ha culminado su ronda de contactos con los presidentes autonómicos para transmitirles la filosofía política y económica del nuevo sistema de financiación de las comunidades. Moderado optimismo es la expresión que define el estado de ánimo con el que han salido de las reuniones dirigentes de tan variado pelaje político como el catalán Montilla , la madrileña Aguirre o el extremeño Fernández Vara . Cada uno ha arrimado el ascua a su sardina y parece que, en todos los casos, Zapatero ha aportado su ración de brasas para el fuego. Por poner dos ejemplos ilustrativos, el presidente ha prometido a Vara que habrá un fondo extra para las regiones con menor renta y el presidente gallego, Emilio Pérez Touriño , ha conseguido que el Ejecutivo estudie dar compensaciones a las regiones con dos lenguas oficiales. Y este extremo es, precisamente, el que ofrece motivos de preocupación. No es posible que todas las autonomías salgan ganando en el complicado sudoku en que se ha convertido la financiación. Zapatero se ha comprometido a plasmar su propuesta en papel antes de fin de año. Solo entonces se verá cuántas palabras quedan en papel mojado.