Les escribo esta carta, teniendo muy en cuenta algo que dicen en esta sección, que las cartas deben ser respetuosas hacia las personas...

Qué respeto tienen ustedes, señores periodistas, dónde comienza y dónde termina la supuesta libertad de expresión?

Pueden criticar la actuación de un mal mago, el supuesto truco mal hecho, hasta en esto puedo estar de acuerdo con ustedes. Pero de esto a tratarme de vago, vividor, farsante, qué son entonces todos los que se dedican a este mundo del ilusionismo? ¿Por haber fallado un truco? Les contaré algo, aunque creo que ya eso no lo pueden solucionar ustedes, es más, seguro que ni emiten esta carta, ¿para qué?, ya han tirado la piedra. En estos momentos, mi mujer, la mujer de un hombre normal, normal y profesional, que pago mis impuestos, que soy autónomo hace 20 años, y que encima tengo que aguantar que algún niñato que pretende llamarse periodista me insulte de vago o qué sé yo. Pues esa mujer, esa madre, esposa, amiga, se encuentra hundida, sin ganas de vivir, de salir, de estar con sus hijos.

Y todo esto, pregunto ¿por culpa de su marido?, o de esta sociedad que de fallar un trabajador, una vez, en su puesto de trabajo, pasa a ser un sinvergüenza, un asesino, un ladrón de grandes capitales, un terrorista al cual señalar.

Se han pasado, y mucho. Tendré que hacer como hicieron los amenazados por terroristas, marchar de mi casa, de mi tierra, solo por no realizar por una vez bien mi trabajo, dejaré en el paro a los que trabajan conmigo. Por cierto ningún asturiano se sintió ofendido cuando al señor Anthony Blake le pillaron con el engaño de la lotería, con ese enano bajo el atril. Pero claro en esta tierra es mejor culpar, juzgar y sentenciar, por ser extremeño.

Solo espero y deseo que ustedes publiquen esta carta, se lo pido por humanidad, por mis pequeños de 4 y 12 añitos, y desde luego, por esa mujer a la cual amo hasta lo más profundo de mi corazón.

Carlos Santillana **

Cáceres