WLwa clase dirigente mexicana respiró ayer aliviada al darse como probable la victoria del candidato presidencial del PAN (conservador), Felipe Calderón, frente al del PRD (progresista), Andrés Manuel López Obrador, aunque este no acepta aún los resultados. Las urnas confirmaron el desmoronamiento del PRI, el partido que gobernó el país ininterrumpidamente durante 70 años, pero, si se confirma el triunfo del PAN, ratificarán también la continuidad del programa económico del mandatario saliente, Vicente Fox, que se impuso en el 2000. Es decir, los votantes asegurarían así que el desarrollo mexicano siguiera vinculado a la plena aplicación del tratado de libre comercio con Estados Unidos.

Esta era la gran incógnita de estas elecciones más que saber si el PRI recuperaría la presidencia de la república. Los seis años del mandato de Fox han demostrado que el PAN ofrece al mundo de los negocios, a ambos lados de la frontera del río Grande, las mismas garantías que las que en su día dio el PRI. En cambio, una victoria de López Obrador hubiese entrañado la revisión del tratado de libre comercio. Demasiado riesgo para un establishment acomodado al más absoluto inmovilismo y a la manga ancha del poder.