Durante el próximo año los analistas políticos se mantendrán entretenidos con cada uno de los procesos electorales que se celebrarán. En 2015 tendrán lugar tanto las elecciones locales y autonómicas como las nacionales; aunque el gobierno de Rajoy podría dilatar el proceso hasta entrado el año siguiente. Ante este panorama los partidos ya han movido sus torres y alfiles para establecer los organigramas que tomarán las decisiones; jerarquías compuestas por consultores políticos que desde años reposan a gusto en caros sillones de cuero; y que volverán al trabajo en los próximos meses, trayendo de la mano un par de modificaciones para convertir e los viejos programas en falsamente novedosos.

Asistí hace unos días a unas jornadas con José Luís Sanchís , considerado uno de los padres de la consultoría política en nuestro país. El profesor, que ha trabajado en campañas electorales en ambos lados del charco, con las dificultades culturales que eso conlleva, nos descubría un panorama bastante crítico para los consultores, casi languideciente; gobernado por dinosaurios, mantenidos en el cargo sin que se valoren los resultados obtenidos, sin ser premiados o castigados por un buen trabajo, o por uno deficiente.

Y es que, mientras decenas de personas adquieren formación de alto nivel, las formaciones políticas continúan premiando a miembros de su propia estructura por sus últimas victorias, pero también por sus derrotas; fomentando así la permanencia de arcaicas ideas; tan devaluadas ya que algunas sólo ven en las redes sociales un medio al que tener controlado, obviándolo como el lugar desde el que comenzar las nuevas estrategias de comunicación. Donde el viejo mensaje del miedo sigue primado frente a la idea de integración social; y donde los resultados siempre estarán por debajo del apego al sillón.

@jmmartinache