Hace menos de un mes, los 27 jefes de Gobierno de la Unión Europea (UE) me eligieron como primera Alta Representante para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, cargo creado por el Tratado de Lisboa. El tratado nos ofrece nuevas posibilidades para hacer una Europa mejor y que responda a las expectativas de sus ciudadanos. También puede ayudarnos a encontrar una voz más fuerte y más coherente en la escena mundial.

La UE tiene una buena reputación en el mundo, basada en nuestros sólidos valores de libertad y democracia, el Estado de derecho y el respeto de los derechos humanos. Ya hemos hablado con convicción y claridad sobre los principales retos que afrontamos, como el cambio climático, la pobreza, los conflictos o el terrorismo.

Estamos presentes sobre el terreno en misiones civiles y militares en cuatro continentes distintos. Somos los mayores proveedores de ayuda humanitaria y de financiación de proyectos. También somos una superpotencia económica con 500 millones de personas. Sin embargo, se nos sigue acusando de no estar a la altura que nos correspondería en el ámbito político.

Mi trabajo consiste en fortalecer nuestra voz y reforzar su unidad, en mi doble calidad de presidenta de las reuniones de los ministros de Asuntos Exteriores y vicepresidenta de la Comisión Europea. Creo que se pueden conseguir muchas cosas con la ±diplomacia discretaO. Necesitamos personas que, además de hablar, sepan escuchar y que puedan trabajar entre bastidores, además de bajo los focos, y también necesitamos una acción concertada para lograr nuestros fines.

Mi primera prioridad consistirá en constituir el nuevo servicio diplomático que prevé el Tratado de Lisboa. La sede del Servicio de Acción Exterior Europeo estará en Bruselas y contará con representaciones en todo el mundo. Deberá ser una red de la que Europa se sienta orgullosa y que el resto del mundo envidie, formada por las personas con más talento de todos los estados miembros de la Unión Europea y que trabajen en pro de nuestro interés común. Ha de aportar a nuestros ciudadanos algo más de lo que sus países ya hacen y ser para nuestros socios en todo el mundo un socio fiable en cuestiones europeas. Asimismo, tiene que ser un servicio diplomático para el siglo XXI.

La UE debe cumplir su cometido en zonas de crisis y conflicto. Esta es la responsabilidad de un actor a escala mundial y, además, una buena política para la seguridad de Europa. Mi objetivo consiste en mejorar la cooperación y utilizar y desarrollar los distintos instrumentos de gestión de crisis que ya tenemos, así como ampliar nuestras capacidades civiles y militares para desempeñar nuestra labor.

Ya ejercemos un papel importante en los Balcanes y en el Cáucaso meridional. Podemos actuar conjuntamente con Estados Unidos en Oriente Próximo, aprovechando la actividad en curso e impulsando el diálogo.

Europa se ha comprometido en el caso de Africa, por ejemplo creando una ruta segura para los buques amenazados por la piratería en las proximidades del Cuerno de Africa, completada con iniciativas terrestres esenciales.

En el caso de Afganistán, Europa se ha comprometido con su presencia militar y también con la formación y la infraestructura, por ejemplo pagando los sueldos de más de la mitad de los policías afganos. Junto con nuestros socios, también mantenemos la presión sobre Irán para que cumpla sus obligaciones internacionales en relación con su programa nuclear.

También intentaré reforzar nuestra cooperación con socios estratégicos como Estados Unidos, China, Rusia, la India y Brasil. Debemos resolver las diferencias que aún nos separan y trabajar para superar los múltiples retos comunes que afrontamos actualmente.

Este planteamiento no significa que olvidemos a otros socios: la Unión Europea goza de una red tupida de relaciones y acuerdos bilaterales con países de todo el mundo. Utilizaremos esta red y el sistema multilateral para promover nuestros valores e intereses.

Sobre todo, deseo seguir manteniendo un debate abierto y serio en el seno de la UE sobre nuestros objetivos de política exterior. Trabajaré con mis colegas, los ministros de Asuntos Exteriores de los estados miembros, y con los parlamentos nacionales y el Parlamento Europeo. Debemos comunicar nuestra política a los ciudadanos europeos, que, a su vez, deben expresar su opinión.

Uno de los padres de Europa, Jean Monnet, solía decir que todo el mundo tenía ambiciones, pero él distinguía entre los que ambicionan ser algo y los que quieren hacer algo. Yo tengo la ambición de hacer, de actuar, y espero que obtener resultados sea lo que marque mi mandato como Alta Representante.

*Alta Representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad yvicepresidenta de la Comisión Europea.