WEwl nuevo proyecto de ley del divorcio que ha elaborado el Gobierno responde con creces a las expectativas que había generado. Deshacer el vínculo matrimonial será mucho más rápido y fácil si la pareja actúa de mutuo acuerdo, porque desaparece la obligación del período previo de un año de separación. Asimismo, tampoco será necesario probar que hay causas, una condición que actualmente empujaba muchas veces a un miembro de la pareja a alegar motivos inexistentes para conseguir la disolución. Se acaba así con los condicionantes que impusieron hace 23 años los católicos a la ley.

El aspecto más polémico del texto es quién y cómo se hace cargo de los hijos menores tras la separación. Hasta ahora la guardia y custodia era preferentemente para la madre. Pero los nuevos modelos sociales en que ambos cónyuges trabajan y la presión de los lobis de distinto signo, ha hecho que se contemple la custodia compartida de los hijos. No será difícil si así lo pacta la pareja que se separa y lo aprueban los tribunales. Pero en caso de discrepancia, deberá ser el juez quien decida cómo se debe aplicar esa medida. La solución es sensata, siempre que se dote a los jueces de los medios necesarios para analizar caso por caso.