El presidente nacional de la organización agraria Asaja, Pedro Barato, pidió ayer al Gobierno que prohibiera por ley que los productos agrícolas se puedan vender por debajo de los costes de producción. Se trata de una medida tan bienintencionada como irreal. Bienintencionada porque esa ley podría, de promulgarse, ser una especie de Bálsamo de Fierabrás, capaz de curar todos los problemas de precios de agricultores y ganaderos. Y tan irreal porque una de las pocas leyes económicas que funcionan en este sistema capitalistas es la de la oferta y la demanda, que es la que fija los precios, sin entender si son más altos o más bajos que los costes de producción los productos que se venden y se compran.

Mucho más real --y en exigirlo deberían poner todas sus fuerzas los agricultores y ganaderos españoles-- es el doble etiquetado para que el consumidor supiera cuánto se le ha pagado al agricultor por el precio del kilo de patatas que compra en el mercado. Pedro Barato dice que con el doble etiquetado "se le caería la cara de vergüenza a muchos". Al menos, sería un paso adelante.