Sacerdote

Si los católicos hacemos un análisis sincero, transparente y claro de nuestra realidad eclesial, observamos que la imagen pública de nuestra Iglesia es poco atractiva, que está carente de generaciones jóvenes y tiende a identificarse con la jerarquía y los curas. En ella se da poco espacio para la crítica y la participación de otros. Se nos critica nuestra falta de referente para los alejados, la discriminación de la mujer y de los homosexuales. Se dice que es una Iglesia centrada en el culto y en los sacramentos, que la imagen desde fuera es la de una Iglesia como lugar donde sólo se celebran misas.

Con respecto a los católicos de base se da una distancia con la doctrina oficial de la Iglesia en campos como la sexualidad, austeridad o la práctica litúrgica. Ante esta realidad que vivimos, ¿qué implicaciones tenemos los educadores cristianos y los responsables de pastora? ¿Qué se nos pide hoy?

Se nos pide a todos los católicos vivir una fe que se base en la experiencia personal de Jesús de Nazaret, no en un código de dogmas, y para ello tenemos que utilizar la pedagogía de la vida y la acción. Se necesita una Iglesia más participativa, donde todo bautizado se sienta protagonista, con opciones claras. Tenemos que pasar de una Iglesia clerical en sus decisiones a una Iglesia del diálogo y la corresponsabilidad. La Iglesia debe ser un espacio de libertad, donde se puede practicar la crítica constructiva y la escucha, donde se trate con libertad los temas que están presentes en la sociedad civil (Vaticano, moral sexual, papel de la mujer en la Iglesia, democracia, celibato de los sacerdotes). Puede que sean temas dolorosos, pero no por eso deben ocultarse ni callarse. Debemos abrir nuevos campos de evangelización, crear comunidades cálidas en la acogida, con relaciones cercanas, solidarias. Tenemos que vivir una Iglesia más testimonial, más comprometida y siempre a favor de los pobres.

Por tanto, debemos demandar una Iglesia que no sólo ofrezca sacramentos, sino una orientación de vida, un espacio donde se crean grupos de referencia para analizar la situación vital de cada uno, la situación social; donde se crece en la fe, se descubre la implicación práctica del seguimiento de Jesús de Nazaret, donde nos sentimos acompañados en nuestros procesos personales de la vida.

Es mucha la tarea por hacer, necesitamos para ello la ayuda del Espíritu, ser imaginativos y valientes. Mucho ánimo.