TAt lo peor, Cospedal tiene razón, y hay unos tipos que se dedican a grabar escuchas ilegales --el Centro Nacional de Inteligencia lo ha hecho desde siempre-- pero ya puede desgañitarse con apasionadas defensas del Estado de Derecho, que lo de Baleares tiene aspecto de estar torcido, por mucho que nos aferremos a la presunción de inocencia. Aquí ya no se trata de unos trajes, admitidos por un inconsciente, sino de 45 millones de euros, o sea el poyaque de las reformas caseras --"po ya que estamos aquí tiramos esa paré y levantamos el suelo"-- pero en versión obra pública, y con una subida del 100%. Suele durar poco la alegría en casa de los pobres, y, a la larga, tampoco dura demasiado en la casa de los ricos que alcanzaron la prosperidad gracias a la corrupción. Hay una España corrupta, que mete la mano en la caja, en cuanto dispone la llave, y una España que, o bien hace de la necesidad virtud, o bien tiene la honestidad de no estafar a sus compatriotas en beneficio propio. Son cientos los cargos políticos del PSOE y del PP que se comportan de manera honorable, es decir, la inmensa mayoría, por eso no se entienden las contemplaciones con los que llenan de indignidad al colectivo político. La gobernabilidad interior de un partido es difícil, pero la España que no trinca permanece expectante ante lo que va a hacer Rajoy . Y que no se engañe: es probable que la mano dura cause divisiones y follones internos, pero por muy unido que esté el partido, la España honesta y decente no le va a dar la mayoría por muy mal que lo haga el PSOE, si observa demasiado amparo con los presuntos manilargos, esos pícaros del siglo XXI.