TTtanto para el presidente como para el líder de la oposición, el verano está resultando como la crisis que se merienda su credibilidad: largo y desconcertante. La política les ha tomado aire de chiringuito veraniego. Reina el jaleo y cada uno les hace su comanda a la que puede para luego, si puede, hacerse el despistado y largarse sin pagar.

Algún asesor que no merece lo que cobra, le vendió a Rajoy la brillante idea de grabarse un vídeo vacacional. Lamentablemente, no había alguien cerca para abrocharle el cinturón. Es muy triste que un líder no disponga de un propio pendiente de esos detalles, sabedor de que en ellos discurre el camino más seguro al futuro ministerio o secretaría. Aún más deprimente resulta que los candidatos se le nombren en público. Aprovechando que iba conjuntado para la ocasión, Francisco Camps le anunció que se hacía un comité electoral. Hubo de salir Cospedal a decir amén sin avistar siquiera la tierra prometida del archivo judicial. Rajoy puso cara de circunstancias y se marchó a los toros a Pontevedra, a consolarse con Feijoo , que no le da estos disgustos y también gana elecciones.

Zapatero anda tan metido en su papel del Churchill que solo puede ofrecer sangre, sudor y lágrimas que incluso ha renunciado a sus vacaciones. Hasta los tranquilos veranos de la villa se le han envenenado. Moncloa ya no es ese lugar de donde la gente sale seducida. Ahora abandona el recinto más bien embravecida. Las primarias de Madrid se llenan de zombis como una noche de los muertos vivientes. Todo aquel con cuentas pendientes con Zapatero toma su fusil. Ya no se elige solo candidato para la misión improbable de derrotar a Esperanza Aguirre . Tiene pinta de ir a dirimirse si ya se puede disparar contra el mismísimo secretario general, desde la ventaja que dan las deprimentes perspectivas electorales y su desgaste brutal. Con todo ambos siguen fieles a las estrategias que les han diferenciado desde que compiten entre sí. Rajoy juega para no perder, para que no se rompa nada. Zapatero juega para ganar, para que pase algo.