Es un aserto discutible pero se cumple con mucha frecuencia. A veces parece que uno no quiere reñir pero en realidad encubre su agresión en la del otro que es más visible. Entonces se pretende legítima defensa. José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy han estado enfrentados durante todo este tiempo porque los dos creían obtener ventajas de la confrontación. Cada uno acusaba al otro de ser culpable del acoso, aunque objetivamente Mariano Rajoy fue quien decidió negar al Gobierno el pan y la sal que el PSOE siempre le ofreció desde la oposición. Entonces el presidente cayó en la tentación de que la gloria de la paz sería sólo para él.

Ahora, con la amenaza directa e implacable de una ETA reforzada, los dos saben también que muchos de sus seguidores no entenderían la falta de unidad en esta nueva situación. No merece la pena hurgar en heridas pasadas aunque siempre habrá voluntarios para encizañar el incipiente acuerdo alcanzado por la presión de la opinión pública. Nadie tiene que reconocer un cambio de actitud porque ETA, al modificar su escenario de alto el fuego, ha facilitado una nueva situación que les permite a ambos --Zapatero y Rajoy-- renovar su discurso sin modificar aparentemente sus posiciones. Zapatero se compromete a derrotar a ETA y con ese argumento básico Rajoy no puede negarle apoyo. ¿Podrán vivir los dos sin síndrome de abstinencia de la confrontación? Tendrán que acostumbrarse salvo que quieran fabricar pretextos falsos para reactivar las hostilidades.

Navarra es un posible foco de discordia o un mecanismo para cimentar la unidad. Todo depende de la visión estratégica de José Luis Rodríguez Zapatero. Si quiere reeditar un tripartito a la navarra no le faltará legalidad y legitimidad para hacerlo pero va a abrir un polvorín que lleva esperando una nueva explosión desde hace dos siglos. El nacionalismo navarro es distinto a todos los demás porque se basa en un españolismo extremo como defensa de la permanente agresión de Euskadi, cuyos nacionalistas vascos quieren fagocitar la vieja comunidad foral. Si el PSOE se mete en ese avispero en periodo electoral podrá comprobar como Carod Rovira fue un aprendiz de brujo al lado de la que le espera.

*Periodista