Barack Obama está definiendo los dos grandes objetivos que marcarán su presidencia si logra ganar a John McCain . Les está dando forma para presentarlos en la Convención del Partido Demócrata, que tendrá lugar en Denver (Colorado) del 25 al 28 de agosto, aunque ya los ha venido apuntando desde que saltó al ruedo de las primarias. Los dos objetivos son: reconciliar a EEUU con el resto del mundo y articular la convivencia entre negros, blancos e hispanos en el interior del país. Y a partir de ahí formular las respuestas a la severa crisis que se originó en EEUU y saltó a Europa con una virulenta agresividad. Aquí la estamos viendo día a día a través de los datos económicos, macro y micro, que nos ofrecen los distintos termómetros que miden el bienestar o el malestar.

Pero si realmente seguimos por internet las propuestas de Obama, vemos que en los dos grandes objetivos están los ejes para mejorar la vida cotidiana de sus compatriotas. El candidato demócrata quiere ser un nuevo rostro para los americanos y la nueva imagen de América en el mundo. Con un significado en las antípodas de George Bush , que se ha convertido en la encarnación del desastre americano.

XHAY UNAx imagen muy concreta que define la situación actual y el cambio que Obama desea que se produzca. En la mayoría de los cielos del mundo donde vuelan helicópteros americanos, las gentes sobre las que vuelan los miran con odio, según publicó el New York Times. Obama lo ha expresado así: quiere que esos helicópteros generen esperanza en quienes los ven pasar. A lo largo del mandato de Bush, ese odio se fue haciendo cada vez más espeso y más sólido. La esperanza es un sentimiento ausente.

Bush malgastó y despreció la marea de afecto hacia EEUU que generó en los diversos rincones de la tierra el atentado del 11-S. La guerra de Irak sigue siendo una tragedia en ese desventurado país y calentó los fanatismos islámicos en torno a Al Qaeda y sus franquicias. Obama estuvo siempre contra esa maldita guerra, lo que contribuyó a que sumara puntos para derrotar en las primarias a Hillary Clinton , que en un principio se había mostrado favorable a la intervención armada.

Obama representa, por su vida y sus diversas raíces, una gran fuerza simbólica para poder llevar a cabo la política del soft power . Este último concepto lo ha acuñado el profesor de la universidad de Harvard, Joseph Nye , y su significado se centra en la capacidad que tiene un país para atraer y persuadir a los otros por medios pacíficos. Según Nye, una presidencia de Obama será el mejor medio para hacer progresar la capacidad de atracción de América sobre el mundo. Su mapa familiar está en el mosaico mundial. Su abuela vive a orillas del lago Victoria, tiene una hermana casada con un chino canadiense, él es una mezcla de africano, americano, asiático, blanco y negro.

Cuando a principios de los 80 estudiaba Relaciones Internacionales en la Universidad de Columbia,Obama se graduó con una tesis sobre las relaciones entre el Norte y el Sur, un tema muy candente en aquella época y que políticos como Willy Brandt habían puesto en el centro del debate. Hoy no está tan de moda ese debate intelectual, pero sabemos que, mientras no se consiga un cierto equilibrio en la solidaridad del Norte con el Sur, la convivencia será cada día más difícil y tensa. Estados Unidos tiene que cambiar su forma y sus modos de estar en el mundo porque el mundo ha cambiado mucho. China, la India, Brasil, Nigeria, Sudáfrica y otros países están definiendo un mundo muy distinto del que hemos conocido. Las cosas ya nunca serán como fueron.

La seguridad del pueblo americano que ha sido el gozne sobre el que giró la política de Bush ya no puede concebirse si no está ligada a la seguridad de todos los pueblos. El orden internacional ya no se puede mantener con disparos, sino combinando la justicia con la solidaridad. La democracia no se puede sembrar con aviones de combate según la teoría y la práctica de George Bush. En la reconciliación de Estados Unidos con el mundo se engloba una política sobre los alimentos de primera necesidad, como el arroz y los granos, así como la energía y sus fuentes.

La otra gran apuesta, la de articular la convivencia entre blancos y negros, añadiendo en las últimas semanas la de los hispanos, la plantea como un desafío esencial. Obama sabe y ha sentido en su piel que las historias de los blancos y los negros en EEUU son muy diferentes, pero a continuación sostiene que luchará para que las esperanzas sean comunes. Trata de superar un discurso político que todavía sigue anclado en el de los años 60 y en la tensión dialéctica del black power . Conoce las dificultades, pero tiene que mantener esa apuesta en la que negros y blancos puedan tener análogas oportunidades para encontrar un empleo, educar a sus hijos y disponer de una eficaz cobertura sanitaria. Queda un largo camino por recorrer hasta encontrar una convergencia armónica entre las gentes que tienen distinto color de piel. Que un negro pueda aspirar a ocupar la Casa Blanca ya es una revolución. Y desde la Casa Blanca se ocupará de que los otros no tengan barreras por el color de su piel. Hay que cambiarlo todo para que todo cambie.

*Periodista.