Eco era una ninfa de cuya boca salían las más bellas palabras jamás nombradas. Hera, la esposa de Zeus, celosa de ésta, castigó a Eco quitándole la voz y obligándola a repetir la última palabra que decía la persona con la que hablara, incapaz de tomar la iniciativa en una conversación. No contenta Hera con ello, urdió un encuentro de ésta con Narciso, conocido por su arrogancia y soberbia por su belleza, ignoraba los encantos de los demás, causando el desamor allá donde fuera. Un muchacho que también se había enamorado de Eco rezó a Némesis, la que arruina a los soberbios, para que Narciso sufriera un amor no correspondido, pero tal era soberbia que al no encontrar a nadie más bello que él, hizo que se enamorara de su propia belleza al verse reflejado en un río. Tal era la desazón por no poder acercarse a su propio reflejo, que se tiró al agua, muriendo ahogado y en ese mismo sitio nació la flor que lleva su nombre.

De todos es conocido que la Mitología viene tanto a explicar a través de leyendas sucesos inexplicables, como servir de moraleja para temas cotidianos. Desde la explicación del Eco, un fenómeno acústico que repite machaconamente la última sílaba, hasta aquel cuya soberbia por su belleza y autoestima termina acabando con su propia vida, aunque ciertamente ayudado por Némesis, que no es un Dios, resulta que es una diosa, la de la Venganza, conocida por castigar la desmesura. Al menos, la muerte de Narciso, hizo florecer una «nueva flor».

Bueno, disculpen este lapsus mitológico, pero ante la ausencia de gobierno, sin presupuestos que negociar por impredecibles, y ante el parón generalizado que dura ya 281 días, a uno le ha dado tiempo a leerse toda la mitología griega y romana y algún libro, como el de «La leyenda del ladrón» de Juan Gómez Jurado, que entre otras citas memorables decía: «Hay una diferencia entre participar e implicarse. En un plato de huevos fritos con chorizo, la gallina participa. El cerdo se implica», a lo que yo apostillo, como consejo al cerdo, qué lista es la gallina, que sólo participando se quedará con la flor que dejará Narciso.