WLw a economía española entró en crisis un poco más tarde que la de Estados Unidos e incluso que la alemana y la francesa. Ese desfase en el ciclo presupone que la salida también tendrá un ritmo diferente, una premisa que los datos están certificando. A la espera de que las cifras de la Contabilidad Nacional lo confirmen la próxima semana, el Banco de España ha adelantado que la economía se estancó en el tercer trimestre del año tras levísimos crecimientos en los dos anteriores. Sin embargo, no deja de ser significativo que en un trimestre que sufrió el impacto de la subida de dos puntos del IVA general la economía aguantase el tipo. Los efectos negativos de ese incremento sobre el consumo estaban cantados, y así lo reflejan las cifras del Banco de España, pero las exportaciones han compensado esa contracción, de modo que la situación se parece bastante a la que había anticipado el propio Gobierno contra el criterio de la mayoría de los observadores.

El efecto combinado del final de determinadas medidas de estímulo, como el Plan 2000E, y el nuevo tipo impositivo --que ha mermado entre cuatro y seis décimas del PIB-- ha aminorado pero no anulado los atisbos de recuperación. La evolución interanual de la actividad económica se sitúa en el 0,2% tras siete trimestres consecutivos de caídas. Es de esperar que la previsible revalorización del euro frente al dólar por las recientes medidas de la Reserva Federal no afecte demasiado a nuestro comercio exterior, puesto que el grueso de las exportaciones se dirigen al área comunitaria.

En este escenario, es lógico que los datos ofrezcan margen para que el vicepresidente Alfredo Pérez Rubalcaba haya asegurado que constituyen una buena noticia y que confirman las estimaciones del Ejecutivo nacional para el cierre del año. Como dan margen también para que el PP critique que el país se encuentra en una situación de "estancamiento económico" y que la "crisis continúa" y "con ella la destrucción de empleo".

En el frente exterior, la economía tiene que vérselas con las nuevas tensiones sobre la deuda pública, respaldadas por las espectaculares cifras del endeudamiento de los hogares, que duplica el PIB español. En el interior, habrá que ver si se confirman las predicciones del Banco de España de una paulatina recuperación del consumo privado y de que la reforma laboral empiece a notarse ya en la disminución de los costes salariales de las empresas y la creación de empleo, el auténtico barómetro para poder confirmar el enderezamiento de la economía y el factor que, a fin de cuentas, importa a la mayoría de ciudadanos. Y en este terreno, las cosas aún distan mucho de niveles mínimamente aceptables.