Todo parece indicar que Izquierda Unida apoyará, finalmente, la candidata del PP a dirigir el Consejo de Administración de la tele y la radio autonómicas (Cexma). Ayer, Pedro Escobar anunció que su partido proponía '7 mandamientos' para dar su apoyo a la candidata, casi inmediatamente acogidos "con satisfacción" por el PP. Es decir, que habrá pacto y Beatriz Maesso saldrá con los tres votos de IU, necesarios para alcanzar la mayoría absoluta que requiere.

Va a ser difícil que IU sea capaz de disipar las dudas que se ciernen sobre su proceder para terminar apoyando a una candidata del PP que mientras la formación izquierdista se hacía la remolona sobre cuál sería el sentido de su voto, ya había abandonado su piso en Madrid, lo había puesto en alquiler y había escolarizado a sus hijos en Badajoz. Una candidata, además, que fue puesta encima de la mesa por el PP sin siquiera haber hecho el mínimo esfuerzo que se le exigía para sacar adelante un cargo que precisaba, primero, una mayoría cualificada de 39 diputados y, en segunda votación, la mayoría absoluta. Ese esfuerzo era el de haber negociado previamente esa candidatura. Que a IU no le parezca un asunto relevante, y que entregue su voto a cambio de la vaga promesa de llevar a cabo, en el plazo de un año, una modificación de la ley de la Cexma para introducir en ella aspectos que en ningún caso son normativos sino de mero proyecto político, contribuye a alentar la teoría socialista de que la abstención de IU a la candidatura de José Antonio Monago entrañaba un acuerdo de mayor calado. Porque en este asunto de la Cexma, IU se ha comportado como socio --y a la vista de los titubeos, vergonzante-- del PP y no como el partido que tiene en su mano los votos necesarios para imponer el consenso.

Pero que la candidatura de quien va a dirigir la Cexma esté en la situación en que está y vaya a resultar elegida con los mínimos apoyos exigibles es responsabilidad no solo de Izquierda Unida, sino de los tres partidos con representación en el Parlamento. Precisamente era este nombramiento, por las peculiaridades a que exige la ley, uno de esos casos en que se podría haber demostrado que los partidos que representan a los extremeños persiguen el acuerdo antes que el desencuentro. Aunque solo fuera por cumplir con la regla básica de la política de que una decisión será mejor cuanto más voluntades se reúnan en torno a ella. En este caso, no ha sido así. La persona que hubiera dirigido la Cexma podría haber salido por amplia base, quién sabe si por unanimidad, si los representantes de los partidos hubieran aspirado a intentar cumplir con lo que le mandan los electores. Ahora Maesso --de cuyas inclinaciones ideológicas y compromisos empresariales ha hablado el PSOE pero en términos tan vagos que acogerse a ellos para descalificarla no resulta riguroso- saldrá con la mínima formalidad contemplada en la ley. Porque al PP le basta con eso. Porque IU se conforma con eso. Y porque el PSOE sigue más interesado en que se vea la alianza de los dos anteriores, aunque sea a costa de debilitar una institución como la Cexma, que cumplir con su obligación de hacer valer los votos y la fuerza que tiene. Una deriva que lo va instalando, pasito a pasito, en esa posición que adoptan los partidos que se sienten cómodos en la oposición.