Seis de cada 10 bávaros votaron el domingo a la socialcristiana CSU, que logró dos tercios de los escaños, algo nunca visto en Alemania. La superconservadora CSU, que es socia de la democristiana CDU, gobierna hace 40 años Baviera.

Precisamente ayer se cumplió el primer aniversario de la derrota del presidente bávaro, Edmund Stoiber (Oberaudorf, 28-9-1941), frente a Schröder en las elecciones generales. Stoiber probó fortuna intentando que los alemanes eligieran a un bávaro de canciller, lo que no logró por tan sólo 8.000 votos. Renunció a su escaño en el Bundestag (Parlamento federal) para seguir al frente de su land, que preside desde el año 1993. Ante los comicios de anteayer, Stoiber retó a su electorado a enviar "una señal a Berlín", la capital federal. La señal ha sido estruendosa.

Hijo de una familia humilde, Stoiber inició su carrera política en los 70 asesorando a Max Streibl, que presidió Baviera y de quien fue ministro del Interior inmediatamente antes de sustituirle al máximo nivel por un asunto de tráfico de influencias. No obstante, su verdadero padrino fue el Toro de Baviera, apodo racial del ultracristiano Franz-Josef Srauss, del que fue jefe de su Gabinete en los años 80. Fiel a su mentor, Stoiber ataca la inmigración (que se lo pregunten a los turcos) y no vacila en poder valerse del Ejército para salvaguardar el orden público.