XNxo cabe duda que la Educación, así con mayúsculas, es un asunto idóneo para el debate. Primero, porque nadie osaría negar su importancia e influencia salvo que quiera pasar por iletrado; segundo porque todo el mundo, de una u otra forma, se siente a lo largo de su vida concernido por ella; y tercero, porque la cuestión educativa goza además de una aparente sencillez que permite percibirla (de modo erróneo) como algo cuyo análisis cualquiera puede hacer con solvencia, cosa nada fácil en otros cometidos. La democratización del sistema y un mal entendido igualitarismo dentro del marco escolar han hecho el resto.

Que la educación es un asunto proclive al debate lo demuestran artículos como el escrito el 23 de marzo en estas páginas por Adrián Vivas o las declaraciones de Alberto Casero publicadas ese mismo día en sendos periódicos. Y como para que haya debate es preciso intercambio de opiniones ahí va mi aportación. He de reconocer que el artículo de Vivas, profesor y presidente autonómico de Enseñanza de CSI-CSIF, ha logrado sorprenderme, no por su contenido, ni por sus aseveraciones, que pudieran ser entendibles desde su perspectiva, sino por la irritación con las que parecen haber sido escritas. El texto desprende una agresividad manifiesta, un tono desabrido que no se compadece, en mi opinión, con la figura (la de profesor) con la que se firma ni con el título (con todo respeto) que acompaña al texto, ni tan siquiera con los muchos años de experiencia de quien lo escribe.

Desgrana el artículo una serie de imprecaciones dirigidas hacia quien ostenta la presidencia de la Junta más propias de una conversación bronca entre gente enfadada que un conjunto razonado de observaciones hechas por un sindicalista defensor de los derechos que le asisten. El texto parece más bien de consumo interno, un alarde dirigido hacia los propios compañeros, sindicales y políticos, que un artículo para convencer a la persona de alta representación a quien va dirigido. O a los que lo leemos.

Porque es difícil seguir su argumento cuando por una parte se reivindica el derecho a la participación en un debate y por otro parece sentirse tan necesitado de que alguien le conceda lo que empieza declarando tan rotundamente como suyo. El anuncio de querella, con la que termina el texto, tras muchas afirmaciones contundentes, aumenta la paradoja. Hablemos señor Vivas de educación cuando quiera, pero sin perderla.

La otra cuestión a la que quiero referirme es a la propuesta del PP de una nueva asignatura en el currículo llamada Educación para la Salud. Sin entrar ni salir en el posicionamiento que la Asamblea haga sobre la misma, quiero recalcar que estos contenidos no son nuevos en la escuela. Hace tiempo que se trabajan de modo transversal en los colegios, con eficacia, buscando crear actitudes y comportamientos. Con personas adecuadas que colaboran con el profesor o profesora correspondiente. Porque hace mucho que se sabe que la educación no es sólo instrucción sino preparación para la vida.

La juventud de Alberto Casero justifica su propuesta, incluso el adanismo del que tiñe la misma, pero permítanme que les diga que la escuela no puede ser la única institución que tenga la responsabilidad de ayudar a los jóvenes en su camino hacia la etapa adulta. Creerlo es despreciar el papel de otras influencias de tanto o más calado que la misma y diluir la importancia de la familia. Los profesores no son eternos supermanes atentos a cualquier disfunción que se produzca en el mundo. El sistema escolar no puede ser el sumidero al que todas las carencias acudan. Esa interpretación acabaría por hundirlo. ¿Y a quien echaríamos las culpas, entonces, de nuestros fracasos.

*Secretaria de Educación del Partido Socialista en Extremadura