XSxe ha publicado recientemente una encuesta y un informe que, pese a tratar temas distintos y ser elaborados por instituciones diferentes, tienen una importante relación entre sí, porque cuestionan cualquier plan de desarrollo futuro en Extremadura. Me estoy refiriendo a la encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas, CIS, que pone en evidencia que el principal problema de los extremeños es el desempleo y al informe del Instituto Nacional de Evaluación y Calidad del Sistema Educativo, INECSE, que revela el enorme porcentaje de jóvenes extremeños que abandonan prematuramente sus estudios de Secundaria. Desempleo, bien porque los jóvenes extremeños abandonan y no se capacitan para un mercado cada vez más competitivo, bien porque carecen de futuro laboral en Extremadura. Los humoristas de Cruz y Raya lo explicarían como si hay que estudiar se estudia, pero estudiar pa ná .

Se sabe y reconoce que los recursos humanos son el principal activo con que cuenta una sociedad, porque son elemento fundamental para la creación, la innovación, la transmisión de conocimiento y un factor determinante para su potencial de desarrollo económico futuro. Así, invertir en educación es invertir en futuro, porque la educación es un factor clave de la competitividad, del crecimiento sostenible y del empleo. La capacitación es condición previa e inexcusable para el logro de objetivos económicos y sociales irrenunciables.

No estamos hablando ahora de fracaso escolar o del bajo rendimiento educativo, eufemístico término acuñado por la consejera de Educación de la Junta de Extremadura para no decir lo que es. No. Ahora estamos hablando de jóvenes que, antes de alcanzar los estudios universitarios, abandonan su formación básica, cuelgan la mochila y cierran los libros de sus estudios de Secundaria. ¿Por qué? Cuando el porcentaje es tan abrumador y coincidente, es necesario cuestionarse muchas políticas, pero, esencialmente la del empleo. Con la tendencia actual, Extremadura es incapaz de generar el trabajo que se demanda y 23 años ya son años como para replantearse un cambio radical, porque este es el pez que se muerde la cola ya que los jóvenes saben que generaciones precedentes, pese a estar cualificadas y preparadas en campos dispares, tienen dificultades en acceder al mercado laboral y en conseguir un puesto de trabajo en su tierra. ¿Esforzarse, para qué? Los de Cruz y Raya , gráficos como caricatos, saben que se trata de una cuestión de expectativas, de horizonte, de futuro, de diseño de vida, de calibrar si el esfuerzo realizado es compensado con el premio recibido.

Contamos con una juventud preparada, cualificada, audaz, creativa, a la que la sociedad extremeña, a la que la Junta de Extremadura, no ha podido dar una salida laboral adecuada ni premiar los esfuerzos que su preparación les ha exigido. Y el desánimo de esa generación repercute en las generaciones que vienen tras ella, generaciones que ven que el esfuerzo realizado no tiene posteriormente la repercusión merecida, porque no hay promoción, ni reconocimiento social, ni mejora de la calidad de vida a la que todos tenemos derecho. Los jóvenes también.

No pretendo ni justificar la actitud de los jóvenes que abandonan su educación, pero hemos de dar soluciones --ya urgentemente-- a este grave problema que pone en solfa cualquier medida pasada, presente y futura. No estamos ante un problema nuevo, sino ante el problema. Detectarlo a tiempo, que no ha sido el caso, es bueno, pero es indiferente detectarlo si no se actúa sobre él con la eficacia que la responsabilidad exige.

Tal vez fuera conveniente que, antes de seguir administrando placebos que sólo sirven para intentar justificar los fracasos, y entretener al personal, todas las fuerzas políticas tomaran la parte que les pudiera corresponder y, juntas, buscar soluciones eficaces. Soluciones que, desgraciadamente, después de 23 años, no tiene, no busca o no encuentra la Junta de Extremadura.

*Economista