A pesar del gran número de bajas civiles en la Franja de Gaza, el primer ministro israelí Ehud Olmert sigue haciendo oídos sordos a las peticiones de la comunidad internacional del cese de hostilidades para permitir la entrada de ayuda humanitaria que permita auxiliar a las familias de los más de 400 muertos y 2.000 heridos durante los seis días de bombardeos.