Los partidos son instituciones necesarias para canalizar las ideas, iniciativas e inquietudes políticas de los ciudadanos. Los partidos son necesarios pero algunos partidarios resultan francamente prescindibles. Son los sectarios. Aquellos que han transferido al concepto de partido la soberbia presunción de que fuera de la Iglesia no había salvación. Para el sectario todo lo que se salga de la ortodoxia de lo establecido por la jerarquía partidista se hace sospechoso y por lo tanto es condenable; hay que expulsarlo "a las tinieblas exteriores". Le ha pasado al diputado navarro Jaime Ignacio del Burgo . ¡En qué hora se le ocurrió reconocer que lo de la foto de las Azores fue un error! ¡Hasta ahí podíamos llegar --debió pensar Angel Acebes , secretario general del PP y guardián de la ortodoxia del partido en ausencia de José María Aznar , a quien el aniversario de la invasión de Irak pilló en Australia solazándose con las carreras de coches.

"Del Burgo no es del PP --sentencia Acebes--, pertenece a la UPN". Acabáramos antes de empezar. O sea, que ahora resulta que basta el pequeño reconocimiento de que aplaudir a Bush en la aventura temeraria de invadir Irak, para que le recuerden al pobre Del Burgo que no es pata negra . El sectarismo es eso: negar la evidencia y creer que el culto a la personalidad del líder --cuyos errores se pasan por alto--, está por encima de la verdad de los hechos. Tony Blair --que también estaba en la foto de las Azores--, admite que la invasión de Irak quizá fue un error, Acebes no. Lo dejó dicho Homero : cuando los dioses quieren perder a los hombres, les vuelven ciegos. O sectarios.

*Periodista