¿Cuántas veces habrán oído esa falacia? Si no votas, no puedes quejarte. No dejen que les engañen. Para poder opinar sobre cómo la clase política gestiona su dinero hay que cumplir, precisamente, ese requisito: haber aportado recursos a la causa colectiva. Si paga impuestos, o si las personas de las que usted depende lo hacen por conceptos que le afecten, está perfectamente legitimado para expresar la opinión que crea más oportuna. Por otro lado, no caiga en la trampa de pensar que las elecciones son la única manera de participar en democracia. No olvide que también se participa en la vida democrática discutiendo, creando opinión --como intenta, humildemente, hacer aquí un servidor--. Incluso puede estar realizando una aportación inestimable a la causa común censurando la actitud de su clase política disfrutando de un maravilloso domingo de playa en lugar de ir a sufragar a unos señores que han convertido lo que debiera ser el servicio a la comunidad en su infinito sustento propio y que insultan, en muchos casos, nuestra inteligencia convirtiendo el debate político en una cuestión vulgar, zafia y superficial. No salga de casa nunca sin el espíritu crítico, haga frío o calor es una prenda que nunca sobra. Vote si está convencido de lo que hace. No le dé a nadie la satisfacción de contar con su voto simplemente porque sabe que no va a votar al adversario. Aunque practique voto útil, al menos que esté convencido de que su voto es realmente útil. Si no es así, disfrute de su domingo, pasee, diviértase, vaya al cine y el lunes vuelva, con toda tranquilidad, a despotricar de los resultados del día anterior a la hora del café. Una autentica bofetada sin mano.

Daniel Colomar Dugo **

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