S eis de cada diez jóvenes extremeños tienen dificultades para abandonar el hogar de sus padres y poder emanciparse. El último estudio elaborado por el Observatorio Joven de la Vivienda señala, sin embargo, que no es el acceso a un lugar donde vivir el principal problema para que los extremeños de entre 18 y 34 años afronten su independencia. Frente al lastre económico que supone este concepto para los jóvenes madrileños, catalanes o vascos, en Extremadura el retraso en la edad de emancipación es especialmente intenso debido a las precarias condiciones laborales --reflejadas en una elevada tasa de paro-- y un alto índice de temporalidad en los contratos a los que tienen acceso las nuevas generaciones de la región.

Los extremeños consideran la vivienda como una dificultad añadida que se deriva de la falta de garantías a las que tienen que enfrentarse en el mercado laboral. Sobre todo porque el esfuerzo económico que tendrían que realizar para acceder a una casa es la mitad que en Madrid o Cataluña, el 32% del salario de un joven en Extremadura frente al 70% de las otras autonomías. Frente a eso, datos como el que más de la mitad de las contrataciones juveniles que se dan en la región sean temporales, o que muchos de estos contratos tengan una duración inferior a un año, no es la mejor carta de presentación para lanzarse a esa aventura en solitario a la que más de 160.000 personas de esta comunidad no pueden hacer frente.