WSwin la inmigración intensiva de los últimos años, no se entendería por qué el PIB español sigue creciendo muy por encima de la media de la Unión Europea, y aún más respecto de los países más desarrollados como Francia, Alemania o Italia.

Hay estudios recientes que han conseguido poner cifras al fenómeno: al menos entre el 8% y el 10% del consumo privado español se debe al gasto de los recién llegados, incorporados masivamente al mercado de trabajo. Cobran poco, viven precariamente y ahorran para enviar dinero a sus familias. Pero como son, también, casi el 9% de la nueva población española, con un alto índice de ocupación, se dejan buena parte de sus ingresos en necesidades básicas --alimentación, vivienda, transferencias de capital-- y en las nuevas, como la telefonía móvil y los locutorios.

La bondad o perjuicio de la afluencia de inmigrantes, procedentes en su mayoría de otros continentes, se ha planteado demasiadas veces en términos de gasto público para atender sus necesidades básicas en sanidad y educación. Ahora aparecen los datos de equilibrio: los casi cuatro millones de nuevos ciudadanos instalados en España también son consumidores.