Las oficinas del Inem aportan su parte del retrato sobre los contornos de la crisis en España: en julio, el número de desempleados inscritos en las oficinas de empleo en todo el país ha superado en 36.000 a los que han encontrado trabajo. Es un mal dato por dos razones: porque solo hay dos antecedentes (2005 y 2007) en los que este registro diera saldos negativos en julio, y porque consolida una cifra anual que merece especial preocupación. En un solo año, de julio del 2007 a julio del 2008, la cifra del paro ha aumentado en 456.000 personas. Las cifras nacionales del Inem difundidas ayer confirman, de entrada, que la drástica reducción de actividad en el sector de la construcción aporta más de la mitad de los nuevos inscritos. También, que la inmensa mayoría son hombres. Y en perspectiva anual, hay que constatar que ya son más de 100.000 los extranjeros que han perdido su empleo en el sector de la construcción. No obstante, debe matizarse la referencia de que tenemos una tasa de paro similar a la de hace diez años. En ese cálculo ha de tenerse en cuenta la población activa, es decir, el número de españoles y residentes que están en edad y disposición de trabajar. Hoy, la población activa es de casi 23 millones de personas, y los ocupados son 20,4 millones. Hace diez años, eran 16 y 13 millones, respectivamente. Por eso, los 2,4 millones de demandantes de empleo actuales son un dato preocupante, pero no peor que en épocas anteriores. Lo que sí se debe hacer es buscarles una salida cuanto antes. Aquí es donde han de actuar de manera coordinada, como ya se hizo con éxito en los años 90, los tres niveles de administración (local, autonómica y central): hay que presionar a los que se quedan sin empleo para que no agoten el periodo de prestación y se preparen activamente para acceder a otro puesto. Otro dato llamativo, poco congruente en periodo estival, es el anormal aumento del paro en el sector servicios durante julio. La explicación que se da desde hace años, sin que la Administración actúe en consecuencia, está en las trampas consentidas a las empresas que fingen cerrar en verano, envían a sus empleados a cobrar el subsidio y reabren en septiembre. Para más señas, en servicios relacionados con la enseñanza.

En escenario nacional, Extremadura parece aparentemente una isla, donde los efectos negativos del empleo son menores. El paro bajo en julio en 1.268 personas, gracias a un espectacular incremento de los contratos generados por el sector servicios. Mientras tanto, el desemmpleo sigue golpeando la construcción y la agricultura. Un dato relevante: la práctica totalidad del aumento del empleo en la región se debió a la mujer: 1.578 extremeñas abandonaron las listas el paro el mes pasado, mientras el desempleo masculino creció en 280 personas. Con todo, Extremadura no tenía tantos parados en un mes de julio --80-957-- desde el año 1996, lo que relativiza esta mejora coyuntural del mercado laboral.