WOwficialmente la inflación española es más alta que en el resto de Europa. Pero en la práctica, en estos últimos años la alimentación ha subido más de lo que recogen los índices.

La llegada del euro ha facilitado el desbocamiento. El seguimiento hecho desde EL PERIODICO, del 2002 hasta ahora, del precio de 43 productos y servicios que están presentes en la estadística del IPC avala la percepción popular de que los precios en euros no son nada equivalentes a los teníamos en la etapa de las pesetas.

El redondeo a euros, con la obligación de calcularlo en decimales, ha sido un factor de encarecimiento progresivo en España de muchísimas cosas. Basta con ver cuántos productos --servicios ya ninguno, empezando por el transporte público-- mantienen el precio con céntimos cuando ello no responde al reclamo psicológico comercial de que acabe en 95 o 99. El redondeo justo, que todas las organizaciones empresariales se comprometieron a respetar, dejó de cumplirse en cuanto pudo disimularse con las primeras subidas para actualizar la inflación. En esta dinámica, por desgracia, batimos récords en Europa, pese a que el alza también se ha producido en otros países.