"Zapatero gana, el PSE (Partido Socialista de Euskadi) logra un triunfo histórico en la Comunidad Autónoma Vasca y baja el voto aberzale". Así abría Deia , el periódico oficioso del PNV, su edición del lunes. Es difícil encontrar un titular más ajustado a la realidad. Yo añadiría un subtítulo: la izquierda aberzale (Batasuna en sus infinitas denominaciones) muestra su fuerza con una presencia innegable (aunque difícil de cuantificar con rigor) en la abultada abstención en Euskadi.

Limitándome a Euskadi, los socialistas pueden, legítimamente, sentirse satisfechos. Nunca habían ganado en Vizcaya. Tampoco en Bilbao ni en la comunidad, en unas elecciones generales, con la contundencia con la que lo hicieron el domingo. Ya ganaron al PNV en las generales de 1993, pero por solo 6.000 votos. Ahora han vencido por 122.000. Que la campaña haya estado muy polarizada entre Rajoy y Zapatero no es argumento suficiente para explicar estos datos. Como no lo es el asesinato de Isaías Carrasco .

Perdonen los números que vienen, pero son necesarios. Si sumamos los votos nacionalistas en las elecciones del domingo (PNV + EA+ Aralar, e imputando 150.000 votos a Batasuna) llegamos a 532.000 votos. Por otro lado si sumamos los votos de PSOE/PSE/EE + PP + IU, llegamos a los 682.000 votos. 150.000 votos más de los partidos de ámbito estatal que los nacionalistas. ¿Cambio de tendencia? ¿Ha dejado Euskadi de ser nacionalista? ¡Cuidado!

XNO SE OLVIDEx que en las elecciones autonómicas se vota de forma diferente. Y las circunstancias de cada momento pesan. El ejemplo opuesto a las actuales elecciones son las autonómicas del 2001, hace solo siete años, cuando la suma de votos de PSOE + PP +UA + IU llegó a 660.000. El PNV y EA alcanzaron la cifra récord de 604.000, que, sumados a los de Batasuna, daban la cifra de 750.000 votantes nacionalistas. 130.000 votos más que los votos de los partidos de ámbito estatal.

¿Conclusión? Precaución a la hora de hablar de vuelcos. Hay que contextualizar cada elección y, sobre todo, cuando se quiere hacer sociología o historia y no solamente saber quién va a gobernar los próximos cuatro años, hay que leer los datos en perspectiva histórica.

Ahora bien, dicho esto, es innegable que en estas elecciones el nacionalismo vasco (PNV, EA y Aralar) se ha dado un batacazo morrocotudo. Y la causa principal no deben buscarla fuera sino en ellos mismos. El PNV está desnortado, como nunca lo ha estado desde la transición democrática. Tras la deriva lizarrista, que conllevó la de su líder, Xabier Arzalluz , no ha encontrado recambio. Pudo haber sido Josu Jon Imaz . Tenía el mejor proyecto nacionalista posible para la Euskadi del siglo XXI. El partido no le siguió. Tenía el electorado, pero no el partido.

Queda la duda de si ahora el PNV reconocerá su error o se enzarzará en peleas cortoplacistas mirando cómo capear el temporal o, cosa peor, el PNV se echará al monte, temeroso no tanto de perder el liderazgo ante el PSOE, como de perderlo ante ETA y su mundo. Pero, si apuesta por esta tercera vía, puede perder el liderazgo ante ambos. La masa del peneuvismo radical de Guipúzcoa (donde, no se olvide, Egibar salió reforzado en las recientes elecciones internas) se pasará (o unirá) a la izquierda aberzale el mismo día que ETA desaparezca (ETA es el sepulturero del nacionalismo democrático y moderado y el aceite que lubrica el antinacionalismo vasco en España). Al mismo tiempo, el nacionalismo moderado de Vizcaya nutrirá las filas del PP el día en que el PP se dé cuenta, también, de que vivimos en el siglo XXI y que la bronca continúa y las palabras gruesas ya no pasan. Esta es la gran y difícil encrucijada a la que se enfrenta el PNV.

¿Y qué va a hacer Ibarretxe con su consulta? No tengo ni idea, pero dependerá de cuál de las tres opciones que acabo de esbozar acabe dominando. Si el PNV decide entrar en un proceso serio de reflexión, como ha anunciado Urkullu , no parece que sea el mejor momento para platear consultas. Solamente un factor puede hacer que una consulta tenga resultados positivos para el nacionalismo vasco: que el PSOE se enroque o dilate, en exceso, un diálogo en profundidad sobre el contencioso político vasco que sigue plenamente vigente. Las apelaciones de Zapatero abren una espita de esperanza.

Porque que nadie se lleve a engaño. La mayoría de la sociedad vasca es nacionalista, de un nacionalismo moderado, no independentista, menos aún antiespañol. Si el nacionalismo vasco se radicaliza (como en estos últimos años), perderá apoyos electorales. Pero si la mayoría vasca entiende que no le respetan en sus sentimientos de pertenencia, saldrán nacionalistas de debajo de las piedras. Como en el 2001. La única salida es la adaptación del Estatuto de Gernika al siglo XXI para lograr un acuerdo plural superior al de 1978. La experiencia del segundo Estatut de Catalunya no es buen ejemplo. Pero también se aprende de los malos ejemplos. Ahora Zapatero tiene otra oportunidad y el PNV, la obligación de recuperar la sensatez. Y ambos acabar con ETA. Entonces todo será distinto, si realmente queremos que todo sea distinto.

*Catedrático emérito de Deusto.