Los datos más relevantes de la encuesta que hoy publica este diario tienen que resultar descorazonadores para el Partido Popular y, en particular, para Mariano Rajoy. Según el trabajo, realizado por el Gabinete de Estudios Sociales y Opinión Pública (GESOP), los socialistas ganarían hoy las elecciones legislativas con una ventaja de casi 6 puntos sobre los populares, más diferencia que la registrada en las del 14 de marzo del 2004, que dieron la presidencia del Gobierno a José Luis Rodríguez Zapatero.

Estos datos vienen a expresar, cuando se agota una legislatura tan peleada como la actual, que el PP no ha conseguido limar las diferencias con el PSOE, y empieza a cundir la sensación de que en este segundo intento, el presidente del PP tampoco llegará al palacio de la

Moncloa.

Especialmente negativo para Mariano Rajoy es el bajo porcentaje (14%) de quienes creen que él será el próximo presidente del Gobierno, frente a una amplia mayoría (63%) que opina que José Luis Rodríguez Zapatero repetirátriunfo.

Durante unos meses, los expertos en estudios de opinión hablaban de un empate técnico entre los dos grandes partidos políticos españoles, pero la encuesta realizada por GESOP y otras que se han publicado a lo largo de las últimas semanas, hacen que se desvanezca esa posibilidad.

Un resultado en las elecciones de marzo en el que el PP obtenga los mismos escaños que tiene ahora o incluso pierda alguno puede agudizar las tensiones en el seno del partido y precipitar un cambio en la cúpula, formada actualmente por el trío Rajoy, Acebes y Zaplana.

La encuesta se ha realizado después de conocerse la sentencia de los atentados del 11-M madrileño y de la cumbre iberoamericana de Santiago de Chile, que terminó con el incidente del presidente venezolano, Hugo Chávez, y el Rey, el ya famoso "¿por qué no te callas?".

Los dos asuntos parecen haber reforzado a Zapatero, en la misma medida que debilitan a Rajoy. De hecho, el presidente obtiene un 5,7 en el apartado de valoración de líderes, mientras que Rajoy suspende y se queda en el 4,1.

El PP basó parte de su estrategia de esta legislatura en justificar la actuación del Gobierno de José María Aznar tras los atentados del 11-M. Pero ese plan tenía el riesgo de que la sentencia acabara desmontando la llamada teoría de la conspiración, como así ha sido.

Por lo demás, la desaparición de la agenda política del debate territorial --el más espinoso fue la reforma del Estatuto de Cataluña-- y del diálogo con la banda terrorista ETA ha deshinchado las expectativas de los populares, que tampoco parecen sacar rédito electoral a fecha de hoy de la percepción de los ciudadanos de que la economía española va a peor.