Experto en Psicogeriatría

El Alzheimer, enfermedad degenerativa, fue descubierta y descrita en 1906 por el psiquiatra alemán Alois Alzheimer, de quien recibe su nombre. Consiste en un deterioro progresivo de la capacidad de pensar, razonar, comprender, recordar, hablar, etcétera.

Del Alzheimer quiero destacar que se trata de una enfermedad compartida, que reclama siempre dos víctimas: por un lado, el enfermo que la padece, y por otro, el cuidador o familiar que la sufre.

Hay medidas no medicamentosas con las que se puede intervenir en esta enfermedad:

--Ante las alteraciones del sueño, que tanto preocupan a los familiares, el cuidador debe mantener al enfermo, durante el día, en actividad; que haga algo, pues la inactividad es uno de los grandes males en el cuidado de estos enfermos; que no duerma siesta y que no tome bebidas estimulantes tales como café, té, coca cola, etcétera, especialmente por la tarde. Antes de acostarse debe ir al baño.

Tema muy debatido es el empleo de los hipnóticos. Mi postura ha sido siempre determinante: prescindir de ellos en lo posible por la adicción y dependencia que comportan. Ahora bien, en caso necesario se debe acudir al médico, que es quien debe autorizarlos o suprimirlos.

--Ante el vagabundeo (las famosas escapadas o "fugas" del domicilio), es necesario identificar al paciente, por ejemplo, con un brazalete en el que conste su dirección postal. Ello facilitará a cualquier otra persona el acercamiento a su domicilio.

--En la agitación que suele producirse al atardecer, llamada síndrome del ocaso, se debe mantener la casa iluminada y, a ser posible, con un fondo musical relajante. Todo ello tranquiliza al enfermo.

--En los casos de delirium, esto es, cuando el paciente hace real un hecho imaginario, el cuidador debe mantener una actitud tranquila. No debe intentar convencerle, que no lo conseguirá, ni tampoco intentar razonar el delirio, pues desgraciadamente el enfermo es un ser que ha perdido la razón. En caso de no ceder en sus extravagancias, se debe contactar con el médico para que le prescriba un tratamiento medicamentoso.

--Sugerencia importante: el cuidador debe hablarle siempre con mucha suavidad para no despertar su irritabilidad, que a veces es desproporcionada, golpeando la mesa, arrancándose los botones, desgarrándose el vestido, etcétera.

--El cuidador o cuidadora, familiar o no, debe tocar al enfermo de Alzheimer, pues es un paciente que necesita mucha promiscuidad, mucho calor humano. Hacer manitas le proporciona una gran satisfacción y supone para él su felicidad última. No regateemos su último bienestar.

--En cuanto a la incontinencia de esfínteres conviene establecer un horario de micciones llevando al enfermo cada dos o tres horas al baño. Lo mismo vale para la defecación.

--Finalmente, ante un enfermo de Alzheimer en fase terminal, el cuidador debe mentalizarse que más que curarlo hay que cuidarlo.