Hablando se entiende la gente. Así reza la expresión popular cuando se alude a la necesidad de diálogo entre ambas partes en un asunto cuyos puntos de vista son opuestos. Pero esta máxima no parece haber cruzado el umbral del Ministerio de Educación. Es más, el método por el que parece regirse el trabajo desarrollado en el Ministerio del que es titular María Jesús San Segundo es el de Juan Palomo .

Y es que San Segundo está empeñada en sacar adelante la reforma de las titulaciones universitarias para adaptarlas al contexto europeo, en el marco de la Declaración de Bolonia de 1999, sin tener en cuenta a los profesionales de Enfermería. Y esta actitud --la de no contar con los enfermeros-- augura un futuro nebuloso para las nuevas titulaciones. La sociedad actual ha evolucionado y con ella el mercado de trabajo. El profesional de enfermería conoce de primera mano cuáles son las carencias formativas a las que se enfrenta en un futuro para desarrollar su actividad. Estas carencias revelan que los tres años de carrera universitaria se han quedado cortos para acometer las nuevas competencias de los enfermeros, en un contexto en el que la sanidad moderna requiere de profesionales cada vez más y mejor preparados. Por eso, la ampliación de los estudios de Diplomatura de Enfermería que demanda el sector se manifiesta como la medida más adecuada en la reforma de los estudios universitarios españoles para adecuarla al Espacio Europeo de Educación Superior (EEES). La adaptación de los profesionales a la nueva realidad sanitaria se cuenta en cifras: 240 créditos y cuatro años de estudios, lo que permitiría desarrollar nuevos ámbitos profesionales en la docencia, la gestión y la investigación. Si queremos alcanzar la excelencia en el Sistema Nacional de Salud (SNS), debemos empezar por nuestros profesionales, dotándoles de más tiempo para su preparación en un escenario laboral que se expande desde el punto de vista competencial y geográfico, determinado por la globalización. Por eso, causa estupor la estrategia del Ministerio de Educación de no contar con los profesionales de Enfermería para conocer la situación y las necesidades del sector antes de comenzar a diseñar las nuevas titulaciones de grado y postgrado, y en las que la profesión ha puesto mucha ilusión. Aunque el tiempo apremia --en octubre de 2007, la universidad española deberá tener disponible el catálogo de títulos universitarios adaptados al EEES--, todavía hay margen para que el Ministerio de Educación se deje asesorar por los propios profesionales de Enfermería sobre la nueva realidad socioeconómica y sanitaria en España, auspiciada por el envejecimiento, la globalización, la inmigración y el desarrollo de las nuevas tecnologías. No queremos que la nueva titulación de Enfermería nazca limitada porque no se escuchó a los profesionales. Lo que queremos es ampliar nuestro bagaje curricular en función de las nuevas necesidades y competencias a las que se enfrentan miles de profesionales cada día, para ofrecer una atención de calidad y responsable frente al paciente, de manera que caminemos hacia la excelencia en el SNS. En esta línea, confiamos en el sentido común del ministerio para que en el catálogo de nuevas titulaciones se imponga el criterio asistencial, el del desarrollo profesional para garantizar una mejor formación y, por consiguiente, una mejor atención al paciente, frente a criterios economicistas, alejado de las necesidades sociales.

*Secretario Autonómico SATSE