TCtuando en los años tensos e ilusionantes de la transición recorríamos Extremadura con versos y canciones, el aire se llenaba de gritos pidiendo libertades, llenos todos de esperanzas. De entonces me acuerdo de mucha gente buena, como Tomás Chiscano Andújar . Grande él en su físico y su capacidad para arrastrar en las causas más nobles. Y ahora publica un libro delicioso, Poemario de inescritos , que es una lección de buen hacer y de caliente humanidad. Son poemas para recrearse y para concienciarse también. Todos encabezados por la palabra amigo y llenos de mensajes sublimes y cantos a la vida, aunque atravesados muchos por la dureza de ella misma.

En el libro están unos versos que le oí muchas veces en los tiempos aquellos tan intensos. Allí dice: Hay mañanas que voy a la escuela/ despertado por sirenas que no son de fábricas,/ y me dan ganas de decir,/ mientras escribo un cuento:/ Hoy vais a leer, a escribir,/ a hablar de lo que queráis./ Pero no puedo;/ tengo que enseñar Gramática . Y Tomás al final puede, y enseña Gramática, y belleza, y vida. Porque eso es Tomás, tan humano, tan poeta, tan hombre entero de los tiempos difíciles, con la fuerza de siempre imperturbada.

*Historiador y concejal socialistaen el Ayuntamiento de Badajoz