La Junta de Extremadura ha puesto en marcha durante este curso una plataforma de préstamos digital para bibliotecas escolares, llamada Librarium. Magnífica iniciativa, pionera en la labor de fomento de la lectura, esa tarea en la que, por no hacer mudanza en nuestra costumbre, estamos embarcados tantos profesionales desde libreros a docentes y desde bibliotecarios a animadores, así como actores, directores de cine o teatro y sobre todo escritores. Lo mismo que tantos progenitores y abuelos cuentacuentos que saben que sin libros no es posible un pensamiento crítico que ayude a madurar.

Año tras año pasa abril con su día veintitrés, y en los institutos conmemoramos a los genios con lecturas continuadas, dramatizaciones, explicaciones, proyecciones y reflexiones.

Previamente hemos vivido la feria del libro de noviembre, las exposiciones sobre libros memorables, lo mismo Harry Potter que El Principito, y si el departamento de historia programa una exposición sobre el Holocausto, recomendamos la lectura de El diario de Ana Frank o El Niño del pijama de rayas.

Si toca explicar el Barroco, proyectamos El Perro del Hortelano o Lope e ideamos toda clase de estrategias creativas que estimamos divertidas como que inventen metáforas visuales o rueden videos caseros donde se atrevan a ser personajes de La vida es sueño. Desde la biblioteca, recomendamos libros sobre física, como La puerta de los tres cerrojos o Desayuno con partículas de Sonia Fernández- Vidal, sobre matemáticas como El teorema del loro, sobre filosofía como El mundo de Sofía o sobre deporte como La soledad del corredor de fondo.

En eso estamos los que amamos los libros, como esta ingenua que escribe. Luego, cuando una alumna, por ejemplo, le pone en un examen del Quijote que coloquio es un lugar y que ella vivió mucho tiempo en el coloquio de su abuela, no tiene más remedio que reconocer que la culpa tiene que ser de la profe, y que en lugar de empeñarse en que los chicos conozcan al caballero de la Triste Figura, lo más sensato es decirles que lean a Auron Play y a Wismichu. ¿O no?