WLw a Junta de Extremadura está estudiando suavizar las condiciones para que las empresas de energía eólica puedan plantar sus molinos en nuestra región. Según se desprende del borrador del nuevo decreto que regulará las concesiones, a partir de su aprobación ya no se les exigirá la creación de tres empleos directos por megavatio instalado. Si la nueva norma sale adelante, bastará con que las empresas den un canon a los ayuntamientos para que sean estos los que creen esos empleos.

Este cambio supone un giro copernicano respecto a la filosofía que animó la política para acceder a implantar generadores de energía eólica en territorio extremeño. Nunca la Junta, mientras fue presidida por Rodríguez Ibarra y con Manuel Amigo al frente de la Consejería de Industria, fue partidaria de esta energía. El recelo ante lo que se consideraba una especie de colonización de empresas vascas se combatió con la exigencia de la creación de tres empleos por megavatio. Ahora corren nuevos tiempos, el Gobierno de Fernández Vara está volcado en las energías renovables y, bajo ese nuevo enfoque, es lógico que se suavicen los requisitos para que se implanten molinos en Extremadura. De hecho, además de la sustitución de los puestos de trabajo por un canon municipal, el nuevo decreto plantea reducir un 10% las zonas excluidas y, además, mantendrá siempre abierta la ventanilla de presentación de proyectos. Sin embargo, un cambio de este calado debería ser explicado con detalle. Ahora que el empleo es un bien tan escaso, habrá que dar datos para hacer comprender a los ciudadanos que con el nuevo decreto se crea más riqueza que con el anterior.