Ayer muchos, y digo muchos en referencia a ciudadanos de a pie de todo tipo de ideología política y sin ella, asistimos a unas declaraciones realizadas por el ahora secretario general del Partido Socialista, Pedro Sánchez, que por fin fueron tranquilizadoras y juraría que esperanzadoras para su propio partido, pues en breve todos los analistas políticos no solo alabaron las mismas sino que además inmediatamente se reflejaba en las distintas valoraciones y encuestas a la ciudadanía.

Las declaraciones ya las conocen. Son las referidas a la reactivación del 155 en su caso y la valoración al discurso del nuevo Presidente de Cataluña, el señor Torra, que si hubiera sucedido en el siglo XV, y resumido, vino a decir, ¡Puigdemont ha muerto, Viva Puigdemont! ¡La independencia ha muerto, viva la independencia!

Nos guste o nos deje de gustar, la realidad es que los partidos que se autodenominan constitucionalistas o al menos con miras de Estado, no han estado todos a la altura.

Algunos han andado tan enzarzados en peleas internas y externas más encaminadas a votos que a votantes, que se han olvidado de que lo primero es lo primero y lo segundo es lo segundo.

Otros que han estado precisamente defendiendo la unidad política frente a los desafíos territoriales, de estado o Constitucionales parece que la cercanía de «las oposiciones» les hace no compartir los apuntes, que viene a ser lo mismo que hacer de Juan Palomo, yo me lo guiso, yo me lo como.

En definitiva, el PSOE ha comprobado y está comprobando que su hasta ahora táctica electoral no le ha servido para sumar, más bien para restar y trasvasar sus simpatizantes a otras fuerzas políticas, incluido Ciudadanos.

El desgaste y pérdida del PSOE es importante, no por el propio PSOE en sí o su buena salud, más bien en el papel que para la salud del Estado tiene.

La configuración del nuevo mapa político urge a alianzas de mínimos, sobre todo en las cuestiones de Estado, en Sanidad y Educación y son los votantes de partidos con esa visión de Estado los que valorarán dicha unión para con sus respectivos partidos.

Lo que no se puede permitir es que partidos separatistas, partidos antisistema o simplemente que cuatro personas, bloqueen unos presupuestos, permitan una independencia o vaya usted a saber.

España necesita al PSOE y el PSOE necesita a España, igual que el resto, o la mayoría, por eso con mayoría parece absurdo lo que está ocurriendo.