TCtuando un niño nace con buen augurio, se dice que viene al mundo con un pan debajo del brazo. También podríamos decir que algunos nacen con un ruido debajo del brazo, pero lo malo es que en este caso no podemos augurar quién será una futura molestia acústica, cualquiera es sospechoso, y por lo tanto no se pueden tomar medidas previsoras. Es por eso que de ruidos está el mundo lleno.

Un ejemplo de ruido muy irritante es el berreo de esas pequeñas motocicletas sin silenciador en el tubo de escape a las que sus jóvenes conductores aceleran al máximo, en un baldío intento de que la rueda trasera adelante a la delantera, y un absurdo afán de hacerse notar. Quizá este sea el ruido callejero más molesto En estos casos podríamos decir que las madres de estos moterillos no parieron niños, sino ruidos. Y lo malo es que las autoridades no les ponen, de una vez por todas, el chupete a las criaturas.

Me cuenta el octogenario escritor don Eliseo García , que ha escrito un pequeño libro titulado Mil y una maneras de molestar haciendo ruido . Son ciento trece páginas en las que el escritor habla de la desesperación de un tipo condenado a soportar todo tipo de ruidos. Vive en un primer piso sobre una joyería protegida por una escandalosa alarma a la que los ladrones hacen saltar todos los fines de semana durante la noche. Por otro lado, tiene un vecino que suele aparcar el coche a veinte metros de su casa, el vehículo es tan asustadizo que no puedes ni toser cuando pasas a su lado, porque enseguida llama al dueño emitiendo unos pitidos insoportables. Tiene también otro vecino lolailo y regetón , que le revienta todas las siestas con calóricos decibelios latinos. Y si esto no fuera poco, nuestro hombre trabaja en una ortopedia situada a ras de una calle en rampa, justo al lado de un semáforo donde se calan muchos coches, y ya se sabe que hay conductores impacientes que conducen con la mano pegada al pito. Ah, y para colmo, este hombre vive cerca de una superficie comercial cuya máquina exterior de refrigeración produce un fastidioso y persistente rugido.

La verdad es que lo primero que hacemos al nacer es ruido, rompiendo a llorar a grito pelado. De no ser así, mal asunto.

*Pintor