Flipo con la noticia de que un macizo con cuerpo aceitoso de gladiador romano y cara de tonto, cuya ocupación es jinete o pijo, va protagonizar un Reality en que se ligará a unas cuantas señoras. Postrada en el lecho y aburrida como una tenca, contemplo lo que nuestras televisiones ofrecen al espectador mañanero. Menos la dos con nieve en Vancouver la escala va de frivoleo a bazofia: la Uno: zumos para la celulitis; Antena Tres: tertulia vociferante contra Isabel Pantoja, gritos de venganza, morbosa y gozosa satisfacción por la cárcel que espera a la folclórica; Telecinco: un presentador de éxito tras ponderar con ojos golositos el trasero de Escassi asegura que él toda la carne que no tiene en el culo de atrás, la posee por delante --afortunadamente no lo enseña--; la madura Ana Rosa , (la escritora), desvela su secreto mejor guardado: "Escassi", (a pesar de su culo), "no me pone"- Abrumada por la noticia apago la tele y lloro un ratito. Esta es la cadena que ha comprado la Cuatro. Se ha ido Gabilondo para no triscar a la comba en gayumbos mas pronto veremos al Cobra, que saltó a la fama en la cadena de todos, demostrando que él iba para hombre pero se quedó en mono. Consuela saber que tengo un dedo para apretar el mando y libertad soberana para no tragarme la caca. Y que a esa hora los chicos están en clase. Pero acongoja sobremanera que el imperio Berlusconi se extienda como una mancha de residuos putrefactos en la playa cuando falla la depuradora e hilillos de excrementos amenazan a los inocentes bañistas. A una también le indigna que mientras el Gobierno anuncia sacrificios y pide responsabilidad a los agentes sociales,--¿no es la televisión uno de ellos?-- Europa exige contención en los salarios y el Wall Street Journal vaticina que España o se remanga o se hunde, todo ese hatajo de pícaros ignorantes se forre con sueldos millonarios y ante el ajuste que llega nadie ajuste las cuentas a los caraduras cuyo negocio es la basura. Epílogo: el programa de Escassi ha sido subvencionado por el gobierno de la Rioja.
